PROYECTO HAZTEN



El proyecto HAZTEN nace con la intención de crear un proyecto de centro de educación en valores que aúne esta asignatura en los diferentes etapas y sea algo propio que nos caracterice.

Se llama HAZTEN (creciendo) y simboliza un árbol, con sus raíces, tronco y ramas porque creemos que la educación en valores, tal y como la planteamos aquí; actual, dinámica, adecuada a la edad y circunstancias, vivencial y experiencial, emocional… nos hace crecer como personas.


EDUCACIÓN EN VALORES

Hoy día, aceptamos sin ningún tipo de sospecha que la educación en la escuela debe fomentar la inteligencia lógica: las operaciones mentales (identificar, deducir e inducir, diferenciar y clasificar…), los programas de estimulación, etc. Aceptamos el desarrollo de la inteligencia lateral: la creatividad, las soluciones múltiples a los problemas… Aceptamos, también, la importancia del aprendizaje cooperativo. Incluso subrayamos la importancia y la necesidad de iniciar en la inteligencia emocional. Son sin duda, elementos orientados a la educación integral. Y creemos que todo esto termina de cobrar sentido si atendemos también a los ideales, valores y deseos…

De todo esto sacamos en claro que queremos crear un proyecto de educación en valores propio de nuestra escuela, adecuado tanto a la edad como a las expectativas del alumnado (tanto de educación infantil, primaria y secundaria) y profesorado, intentando dar así una respuesta educativa a las necesidades sociales que no están suficientemente atendidas en las áreas académicas ordinarias.

Considerando esto, hemos pensado en la posibilidad de enseñar de forma sistemática un conjunto de habilidades sociales que ayuden a l@s alumn@s en sus relaciones interpersonales.

Trataremos de llevar a cabo sesiones de aprendizaje, en periodos determinados de tiempo del horario escolar, dedicados a la enseñanza directa y la práctica de las habilidades de interacción social.

Cuando se habla de valores, de su formación y desarrollo, se refiere al aprendizaje como cambio de conducta. La competencia no se determina solo por lo que las personas  saben o entienden, sino por lo que pueden hacer (capacidades), lo que tienen el valor de hacer y lo que son (personalidad y actitud).







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